Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

jueves, 25 de febrero de 2010

Peces.

Suelo tratar de pasar desapercibida.No me gusta la gente que habla por hablar.Me parece más bonito el silencio.Esta mañana he coincidido con un señor muy delgado en el ascensor.En un principio,me ha saludado con un "buenos días".Yo he contestado que buenos días,porque soy una chica educada,de eso no me falta.Pues bien,no contento con esto,tras pulsar el botón que indicaba que el ascensor bajaría a la planta baja,me ha preguntado que qué tal,que si iba a clase.En condiciones normales,hubiera ignorado la pregunta,porque en realidad no le conozco de nada,pero sé que es un vecino de mi comunidad,aunque no sepa nada más de él.Le he mirado con cara de pocos amigos,porque,con la semana que llevo,no me apetece hablar con nadie,aunque sea un vecino.Tendría que haberle contestado que sí,que iba a clase de inglés,que me iba muy bien la vida de estudiante,pero que el sistema educativo era una mierda.Puestos a contestar,podría decir que iba a estudiar para ser docente,pero que no sabía hacia dónde orientarme,que todas las mañanas me preguntaba por qué el mundo es tan injusto,que tenía unos amigos excepcionales,y que tenía un novio al que amaba por encima de todo.Pero no.Odio ese tipo de conversaciones artificiales que se inician porque sí.A él no le interesaba lo más mínimo mi respuesta;seguramente cuando saliera del ascensor no iba a acordarse jamás en la vida de aquel monólogo.Por eso,asentí levemente con la caebza,dejando claro que no quería conversación.Conecté mis auriculares para aislarme,y dije en voz alta que odiaba a la gente que iniciaba conversaciones absurdas en sitios públicos para no sentirse violentos.Y él dijo que sí,que estaba de acuerdo,que era una chica lista,que si iba a estudiar sociología,que seguramente sería buena en sociología.Soltó una gran perorata por su gran boca.El ascensor llegó a su destino,y me dejó pasar la primera.Me di la vuelta al salir del ascensor para mirarle a la cara."Odio a la gente que me da la razón porque sí,y odio a la gente que se dedica a juzgar lo que soy o no soy capaz de hacer sin haberme conocido apenas". Le dediqué una sonrisa,la mejor de mis sonrisas,y se quedó en el ascensor,con los ojos de par en par,helado,como un estúpido pez.Y yo salí con cara de niña buena,riéndome para mis adentros.
Odio a la gente con caras de estúpidos peces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario