Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.
jueves, 1 de abril de 2010
Ojalá fuera cierto.
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Identificar la felicidad cuando está a los pies de uno, tener el valor y la determinación de agacharse para tomarla entre los brazos… y conservarla. Eso es la inteligencia del corazón.
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