Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

jueves, 3 de noviembre de 2011

All.

Subí de repente, me dejé llevar, tuve miedo de perderme. No podía parar. Me volví intrascendente, incandescente, y todos esos adjetivos que debería conocer y que nunca saldrán de mi boca. Intenté aferrarme con fuerza a los árboles,a las aceras de aquellas calles que creí conocer. Miré atrás, pero nada de aquello existía.Mi mundo,tal y como lo conocía, se esfumaba. Miré adelante, y tuve miedo. Me resistí al cambio, pero entendí que era inevitable. Vi pasar a la muerte a mi lado, a la lascivia, a mi adolescencia, a mi (casi) arrebatada niñez. Recordé cómo me obligaron a crecer a golpe de falsas sonrisas de complicidad, y de palabras llenas de vacío. Y tuve miedo,una vez más. Atrás dejaba las calles, los árboles, el cemento que pisé, el barro que tanto manchó, la sangre que tanto se secó en venas ajenas. No moví ningún músculo. Dejé los brazos laxos,extendidos hacia adelante, mientras las lágrimas brotaban de mis ojos. Y de repente, desperté.
Estaba aquí. El viento me había guiado hasta este mismo lugar. Las luces siguen encendidas en el salón. La televisión suena de fondo. Yo me despierto al lado de la persona más increíble del planeta. Y el viento del norte ulula,sonriendo.
[Eisenheim.]

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