Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Mírame, que tengo sol y una bandera alzada de quererte.

Hace tiempo que decidí morirme sola. Hace varios años supe que nunca iba a amar los domingos, o los días de lluvia. Supe, demasiado pronto, que odiaría siempre dar vueltas por la ciudad metida en un coche, y me resigné a que nadie se muriese por mis ojos miopes, ni por mi pelo encrespado en invierno. Hace tiempo opté por dejar mis manos tal y como estaban; frías, en invierno y en verano, frías de dolor. Frías de llanto. A los diez años de edad sucumbí, porque nunca nadie entendería plenamente lo que garabateaba en el cuaderno, a escondidas, siempre en clase de matemáticas. Tampoco me asusté cuando mis padres me dirigieron una mirada de tristeza; excéntrica, decían sus ojos.Ellos sabían que nunca iba a asentar la cabeza, que siempre sería una bala perdida. Con el tiempo, todos aceptamos que nadie podría aguantar mis constantes cambios de humor, y mucho menos mis filosofías, o mis gustos musicales. Por supuesto, nadie podría nunca intentar animarme en un día gris, sabíamos que nadie podía mirarme a la cara y susurrarme que era preciosa,porque yo sabía que nunca lo era, y nunca lo iba a ser.
Y yo,por mi parte,deseché la idea de dedicarle mi vida entera a una persona, pero ya ves, llegaste tú, qué putada, la excepción que confirma la regla.
[Eisenheim.]
Skurt skartching.

2 comentarios:

  1. Que la resignación es un sentimiento inútil. Hace daño. Y cuando estás acostumbrada a ese dolor viene alguien a romperlo y a hacerse hueco entre sus escombros. Inútil totalmente.
    Veo que has "redecorado" esto, me gusta
    cuidate

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