Y es como si de pronto me empezara a dar cuenta
que he perdido la vida en soliloquios
J.M.C.B.
Por eso puse nombre a las calles, a las huellas,
a los números de las casas de alquiler.
A las historias que nunca cuento,
a las muescas de los libros que leo.
Por eso puse nombres a los hijos no nacidos:
para que siempre me recordaran como la madre
que apenas fui.
Es curioso: ya estaba ayer.
Es tan solo la certeza de su existencia.
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