Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Fines.

No sé precisar cómo lo hago,pero lo cierto es que lo pensé en medio de aquellas palabras.Los religiosos sostienen que el fin último de nuestra vida es dios mismo,y yo,sin poder contenerme ante aquella manifestación de horror,suspiré y bajé la cabeza,dejándome perder entre la luz de una mortecina lámpara.Sinceramente me niego a creer que mi vida persiga ese fin,de hecho lo considero absurdo,inicuo.Si esa es mi última voluntad por mi que me peguen un tiro en este preciso instante.No,me niego,lo contradigo,me permito negar esa verdad.¿La felicidad?¿Es la felicidad nuestro último fin?No,no me llega a convencer.Conozco casos extraños en los cuales la felicidad brilla por su ausencia.O la percepción de ella,pero de eso hablaré en otra ocasión.No,la felicidad no es un aliciente.¿Entonces...?No encontré respuesta en ese momento.Sin embargo la ducha siempre ha sido mi mayor inspirador y cuando me disponía a dejarme mojar por las gotas de agua calientes me detuve,asombrada.Eran las ocho de la tarde,y la ventana del baño estaba abierta.Las gotas de agua empezaron a formar colores y formas a través de la mampara a causa y efecto de la luz del sol.Fue un momento precioso.Se oía el agua caer,los niños jugar en la calle.No pude resistirme, y se me cayeron un par de lágrimas que se perdieron entre las demás gotas de agua,formando tambiénn colores y formas extrañas.Yo también estaba formando parte de esa belleza,yo estaba contribuyendo.Y entonces y solo entonces comprendí mi misión en este mundo; comprendí que debía buscar momentos tan bellos como aquel.Debía encontrar un pasamanos,y aliciente para vivir.Una sola razón que estaba al alcance de mi propio cuerpo,observándome,riéndose de mi a mis espaldas.

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