Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Good night and good luck.

Maldita sea. Nos dijeron que en la siguiente rotonda tomásemos la segunda salida a la derecha, pero la única vía posible era la del desprecio reflexivo. Nos hablaron de libertades de cátedra, de fármacos sin efectos secundarios, pero lo cierto es que yo morí en uno de esos asaltos. Tiraron de mi pelo y me desencajaron por dentro. Como una muñeca, los días se suceden unos a otros. Los que más duelen: los lunes. Y las tardes frente a folios que nunca sabremos aprender,porque nuestra mente está en blanco.Las tardes en las que las muñecas nuevas solíamos correr quedan lejos,porque las muñecas rotas perdimos parte de la pierna izquiera que se empeñaron en amputar. Y, como decimos, no hubo rotonda, ni salidas, ni campo a través. Una sucesión de días en el calendario con alas a medio batir, que supuso la pérdida definitiva de nuestra virginal proeza. Las pequeñas muñecas de porcelana, rotas, pasean por la ciudad, con la mirada perdida frente al rojo amapola de los semáforos en verde,sí, en verde, que ellan creen ver rojo.Y es que nadie les dijo que eran profundamente daltónicas, y confundían el dolor interno con la risa despreocupada y agradable de los viernes-noche. Nos dijeron que había algún micrófono abierto, pero hasta ahora, nadie sabía hacia dónde gritar. Y la semana gris oscura que vivimos desde hace ya algún tiempo está en modo mute, o en modo silencio(malditos yankis,siempre jodiendo), igual que los chillidos que las niñas de porcelana profesaron delante de sus captores. Las agarraron por el cuello, y las despedazaron.
Y nadie dijo que el micrófono no siguiera abierto; lo que callaron es que no había nadie escuchando en la inmensidad.
[Eisenheim.]

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