Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

miércoles, 11 de enero de 2012

Una palabra suya me silenciará para siempre.

Este frío que descompone los huesos, esta manera enfermiza de manchar el teclado con el vómito descontrolado de palabras. Los tics nerviosos de este mes de enero no son capaces de olvidar lo que vino después, hace tanto tiempo. Las noticias a las siete de la mañana nos descomponen las entrañas, violadores, pederastas, fusilamientos, guerras, pero nosotros seguimos saliendo a la calle, moviendo los músculos faciales en señal de sonrisa infantiloide, mientras intentamos con éxito encontrar una melodía que consiga arrancarnos, y meter cuarta. No es tan malo ser enero, al fin y al cabo...Y el día a día no es más que esto, una violación continua de los derechos de autor, ya ves, qué putada enamorarse de alguien tan perfecto, decimos, porque vemos a nuestra pareja dormida en la cama y pensamos, "hostia, qué suerte, teclearé más flojito, no vaya a ser que despierte..." y despertar con alguien distinto cada sábado es algo casi normal para la mayoría de la gente, mientras nosotros nos dejamos abandonar y volvemos a creer en el hedonismo, y en la felicidad y fidelidad eternas. Los condones se siguen cayendo de las carteras ajenas, y nosotros seguimos juntos, comentando cada caída, cada risa, cada llanto. Y aunque todo eso cambie, nosotros seguimos en la misma línea de defensa, en nuestra atmósfera particular de besos a duermevela, y de abrazos de madrugada.
Los que nacimos en la época equivocada, los olvidados, los que soñamos con el caballero andante que tenemos al lado, aunque la marca de sus vaqueros sea demasiado moderna, o demasiado sintética.
[Eisenheim.]
Enero=Trilce.

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