Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

domingo, 19 de febrero de 2012

Quiso carnavales y encontró fatalidad.

Risa irónica mientras desgastamos nuestros cartuchos. No sabemos qué le ocurre últimamente a nuestro corazón. El hastío se vuelve cada vez más evidente, en esta vida sin sentido ni revueltas, sin nostalgias ni puertas cerradas. Desaparecemos de las redes sociales, intentando volver a ser aquello a lo que estábamos acostumbrados a ser cuando éramos completamente efímeros. Nos aburren las cotidianas historietas que la gente se inventa para intentar parecer lo que nunca ha sido, o lo que nunca volverá a ser. Ojalá hubiera un vuelo directo a Argentina. Los asientos se llenarían en menos de dos minutos. No haría falta nada. No se aceptan pasaportes, carnés de identidad. Sin maletas, sin fotos. Solo las retinas para intentar recordar. Que se pierdan las postales, que vuelvan las miradas de melancolía en los ascensores. Treinta y tres mil pies de altura. Y el ruido desaparece;that's life.
Y el silencio permanece callado, encogido de hombros, al fin. No tiene nada más que añadir a su favor.
[Eisenheim.]

Y con tanto ruido,
no se oyó el ruido del mar.

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