Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

martes, 15 de mayo de 2012

Hope.

El tiempo nos acecha con sus tentáculos, y nosotros no sabemos qué hacer en este vórtice sin espiral de esta calma no relativa. Nos cansa escribir. Siempre a la espera de algo, a la espera de algo que nos provoque un suspiro lánguido, una bomba que consiga deslizarnos hasta el desastre, o hacia la imperfección de lo perfecto. Y ahora la vida adquiere un tinte distinto, podríamos decir que se puede desteñir. Y separamos la ropa de color de la negra, o la blanca, vaya usted a saber, si nada se hace como se hacía antes. Y qué manía de ponernos siempre en lo peor, al borde del abismo, cerca de la línea de salida. Siempre esperando. Y ahora sabemos que se puede morir de amor, pero también de pena. Que somos animales parecidos a los canarios, que no saben qué cantar si no tienen un motivo para hacerlo. Y este motivo a nosotros, últimamente, nos falta. Y las manecillas del reloj constatan lo irreparable. Que lo que no nos mata no nos hace, por ahora, más fuertes.
[Eisenhem]

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