Renuncio al privilegio
de la presencia.
Te he sobrevivido suficiente
y sólo lo suficiente
para recordar desde lejos.
Wislawa Szymborska
Siempre lo que nunca quise ser, la que nunca esperó y la que ahora analiza
frente al espejo
las estrías de las canas venideras. Siempre
tejer y destejer,
descosiendo los viejos lances.
Las esquinas siguen susurrándome mi nombre cuando se hace de noche,
y solo recuerdo aquello que pareció nunca ocurrir,
solo porque la necesidad queda lejos.
El paisaje, a veces se torna gris. Otras veces,
dos grados bajo cero entre estas montañas que siempre
murmuran
a las espaldas del privilegio de la vida.
Siempre cambios efímeros,
rencores enquistados, y dolores
inconstantes. Siempre
aquí, la vida y los años,
arrancando dioptrías
para que el paisaje permanezca siempre
húmedo, escarcha en lo eterno,
vicio de lastres y de
telón siempre
a media altura.
[Eisenheim.]
Nunca es siempre nunca.
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