Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

martes, 13 de marzo de 2012

Blind streets.

El ciego intenta borrar la señal de la fatalidad de su frente. Las gaviotas se arremolinan en torno a su figura, mientras la ciudad comienza a caer poco a poco en un tímido letargo sonrosado. El gato pardo dulcifica su mirada, soñando sin dormir, volviendo sin querer sus ojos hacia los torpes pasos del caminante. Caminante, no hay camino...ojalá no hubiera camino, para no perderse en el abismo de nuevo. Y las cicatrices de su mano derecha le enseñan el camino hacia la redención eterna, inexorable, en un acuerdo tácito con el diablo. Maldito héroe de otoño. Y Da Silva dice que la vie est trés jolie, pero a nosotros no nos parece ésta la definición exacta. Y los párpados se cansan de soportar, y vuelven a caer bajo este telón de fondo, lenta, cuidadosamente, hasta agujerear nuestros pómulos, y convertirnos en una mortal espiral de rutina y decepción. Ojalá a él le tiñese la rutina paso a paso, golpe a golpe.
Y ahora el cuervo dulcifica su mirada, ante el aplauso de los heridos, y el horror de los viandantes.
[Eisenheim.]

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