Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

sábado, 3 de marzo de 2012

Labios sellados en las sirenas del mar.

Constante pleamar sin oleaje ni ganas de huir. Malditas venas,que no sabéis hacía donde eructar la sangre que se nos descompone dentro de los huesos. Perdimos las agallas de nuevo, centrándonos en la introspección de nuestras propias olas, de nuestros propios (ego)ísmos. Y la ley del orden desafía el oleaje, mientras que el corazón se pudre de tatuajes y abordajes. Malditos piratas, intentando hacer naufragar los países que los mediocres intentan construir. Y malditas tempestades, que arrasan los principios que intentamos edificar. C'est la vie, mademoiselle. Ahora, los champús nos envenenan el cuero cabelludo, mientras las páginas webs se convierten en la antítesis del alma. Y las cremas reafirmantes nos siegan la piel, y el láser traspasa nuestras retinas, convirtiéndolas en ceniza.
Y nosotros, hipócritas, temblamos al oír cáncer, párkinson, alzheimer, mientras que el odio,el egoísmo y el pecado hunden la metralla en los ventrículos. Como si olvidarnos de las enfermedades del alma fuera el antídoto exacto contra su eterno dolor.
[Eisenheim.]

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