Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

martes, 26 de junio de 2012

Y la sonrisa no era tan cara. Ni tan barata.

La incandescencia de lo efímeramente inestable, y la permanencia infinita de los primeros días de otoño. Quizás todos vosotros estéis muertos, y nadie sepa ya cómo reconvertiros en algo más que no dé tanta pena y decepción. Quizás lo nuestro, lo de la humanidad, digo, esté plagado de mentiras sin respuesta y de dioses que no tienen mejillas y sufren gatillazos de depresión y austeridad. Quizás todo esto no sea más que un drama a medio hacer, un antecedente al clímax sin sentido ni actores para el guión que nos ha tocado representar, pero quizás todo esto no sea nunca nada de lo que queramos que sea. Maybe. O quizás el frío del aire acondicionado nos congele el corazón, mientras seguimos engañándonos desesperadamente.  Y la risa se nos desparrama entre los vómitos sin prisa de medicamentos en vena, y las acciones de nuestra empresa siempre se reparten entre los curas más anticristos.
Y qué más podemos decirnos, si todo esto no es más que una farsa a punto de parir tragicomedias sin armonía ni justicia.
[Eisenheim.]

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