Dicen que en tiempos difíciles cada brizna de felicidad cuenta, que lo "demás" influye demasiado, que cada suspiro se vuelve decisivo. Y cuentan, también, que tú estás aquí, al lado, sonriendo como siempre, convirtiéndote en esa brizna de felicidad que inunda mis días. Y tú, dicen, seguirás estando, qué suerte, para bien o para mal. Y yo me desvanezco en el aire cuando pienso en las miradas de chicas que están ametrallándote, miradas de chicas que no tienen su brizna de felicidad, y saben que tú sí lo eres. Y dicen, por allí, cerca de las montañas, que si te sientas en silencio durante unos segundos, puedes comenzar a oír tu nombre susurrado entre las hojas de los árboles. Tu nombre escrito en el viento, con el oxígeno de mis pulmones, enganchado a las pestañas.
[Eisenheim.]
Qué bueno soplar en tu oído mi aliento de nube...
ResponderEliminarSkurt Scartching.
Cada una tenemos enganchado en las pestañas ese nombre que nos roba el oxígeno. Y si no lo tenemos, lo tendremos... o lo tendrá. Un beso!
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