Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

sábado, 4 de agosto de 2012

A veces, es necesario elegir el caballo perdedor.

Y hace tiempo que me estoy yendo. Parece que vuelvo cada vez que me desangro en alguna estación.Y parece que desteñimos nuestros veinte años perdidos en tribus legendarias, amasadas con el poder de la sobredosis y la heroína, y los volvemos a teñir de otro color diferente, extraño, que no tiene nombre para nuestra retina. Y así seguimos caminando sin descanso, intentando ser indiferentes al dolor y a la democracia de la orden del día, al ignoto paseo de trémulas mariposas, y a la decadencia indisciplinada de los primeros días de otoño. Y qué podemos hacer ahora que nos difuminamos poco a poco, sin otro afán que no sea el de atrapar medallas de oro que se volverán negras-hollín. Y es que no fuimos lo suficientemente sensatos para pedir un puto recibo, ni un contrato de permanencia en la calle que nos tocó abandonar hace ya algunos meses. Que necesitamos que nos cambien los cigarros de mano. Y quizás también los ceniceros.
[Eisenheim]

1 comentario:

  1. Jó, me ha encantado esta entrada. No sé si lo que yo he entendido es lo mismo que tu has querido expresar en ella, pero creo que da igual. Es preciosa.
    Un blog muy interesante. Me volveré a pasar por aquí ;)

    ResponderEliminar