Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Filling my lungs.

Quizás es eso. Que siempre estuvimos vacíos, inocuos, waiting for someone else. Quizás ese fue el mayor problema que tuvimos al nacer. Siempre esperando, siempre suspendidos en el acorde del tiempo, intentando ser lo que no debíamos haber intentado aparentar jamás. Dejándonos llevar por las masas, soñando con romances imposibles y cosechando imágenes de películas de otra época, en dos únicos colores. Y es que Audrey siempre supo qué hacer en cada escena, y eso asusta, porque nosotros no sabíamos quién se suponía que era nuestro príncipe azul, si es que todos vestían de traje y corbata, y nos prometían poemas de poetas muertos que siempre eran abortados en  las noches de cocaína y (más tarde) alcohol en vena.
 Maldita inocencia ininterrumpida.
 Porque siempre nos dedicamos a sobrevivir, sin tener en cuenta que la vida también permitía una baja temporal para aprender a cuidarnos,y  a querernos tal y como éramos, y no como se suponía que debíamos ser. Y las patadas que nos dieron nos revientan los órganos, porque la indulgencia era la única droga que nos inyectábamos todas las mañanas, mezclada con intolerancia a soledad. Toda una vida esperando algo que nunca terminaba de llegar, inundada de sueños imposibles, y de corazones en un atasco permanente donde no circulaba otra cosa que no fuera decepción,ira contenida, y plasticidad permanente.
Y entonces, los pulmones se nos llenaron de aire. Y no sabes lo que dolió saber que llevaba media vida a medio gas, a medio pulmón. No sabes lo que dolió saber que podía ser tan bonita como Audrey, y tener un final feliz como lo pintaba hollywood. No sabes lo que dolió despertar.
Y lo que asustó verse llena de aire, para respirar hondo. O para sonreír, o quererse un poco más.
Me insuflaste el aire suficiente para comenzar a vivir.
[Eisenheim.]

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