Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

jueves, 7 de marzo de 2013

Los alérgicos sufrirán una primavera de alto riesgo.

 [...] ganando velocidad como piedra en su caída.[...] Y esa niñez, que de repente sabe...
[Jorge Guillén]                                      
                     
Yo no sé qué será este viento que de repente me descoloca el cuello de la camisa. Ya ni sé dónde mirar, si cada vez que miro a las estrellas no veo más que rayos de sol en ellas.
No sé si me hago entender. Quizá debería dejar de sonreír a los semáforos, y fruncir el ceño más a menudo. Ser más contextualizadora, y menos ambigua. Que sé poner la sonrisa exacta para desarmar hasta a mi peor enemigo, y últimamente solo me sale antes de dormirme, para que tú la veas.
Que hasta el ascensor me parece melancólico,y no sé hacer otra cosa que no sea disfrazarme de verde esperanza todas las noches, cuando las calles ya están vacías. Las calles que se visten de tanto negro-polución durante el día. Tengo menos arrugas de las que debería tener, y sin embargo el acné hace ya tiempo que me abandonó por completo. Estoy en la cuerda floja, en esa edad en la que todo pasa y nada cambia, en la que me da por mirarme en las fotos para observar ese tiempo, ese paso.
Piel de naranja.
Arrugas.
Dedos temblorosos.
 En esa edad en la que todo se sabe, pero queda tanto tiempo por dejarse conocer. En ese punto de la vida en que prefiero la poesía a la novela, no sabes el rechazo que últimamente me causa la prosa. Incluso estoy pensando en escribir poesía, ¿lo puedes creer?, pero nunca me arranco, siempre me dio miedo la rima, el soneto. La vehemencia de un verso bien creado, que me mira siempre con ojos acusadores, aconsejándome huir, no a las drogas.
Ahora parece que la poesía es lo único que me calma, que consigue arrancarme las alas para llegar más allá. Hacia un "allí" que todavía desconozco, y que solo comparto cuando la generosidad me invade. Y no te creas, eso no sucede tan a menudo. En ese punto en que te veo leer poesía en alto, y me enamoro más,vaya, es difícil. Y hago el amor contigo sabiendo que mientras me tocas, estás intentando escribirme en la espalda otro poema más, la tinta bien adentro.
Bien profunda, que me toque los huesos. Y por supuesto, que me toque el corazón.
Y supongo que esto solo puede ser la primavera,-una buena primavera, contra todo pronóstico- que avanza.
[Eisenheim.]

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