Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

domingo, 21 de julio de 2013

Porque los besos en la frente siempre me parecieron feos, hasta que llegaste tú.

Y ahora no hay miedo.
 Los solteros dejan de ser solteros,
esta ciudad amanece y desaparece en una vorágine de recuerdos sin salida,
sin ticket de facturación.
Y me he sentido curada.
Como cuando recoges a un pajarillo de la calle,
y lo envuelves entre algodones,
y lo echas a volar.
Así. Quizás un poco así.
Vuelvo a respirar hondo, a convertirme en lo que nunca he podido ser,
porque nunca he tenido cojones a hacerlo.
Vuelvo a casa en taxi porque ya hubo tiempo de hacerlo andando.
Y me recuerdo volviendo sola,
sola y perdida,
un poco lost in translation,
you know what I mean.
Y ahora, justo ahora, no querría desaparecer.
Ni siquiera un poquito.
Ahora, que tomo precauciones y no me importa el reloj,
soy capaz de beber vodka,
y no tener resaca.
Ahora, justo ahora que tú cortas el sueño para arrullarme,
es cuando por fin lo comprendo.
Ahora, cuando nada me da miedo,
 pero todo me lo da,
sabes lo que te digo,
-miedo limitado-,
ahora que veo películas de medio siglo
y me enamoro con Cooper, Grant o Grace Kelly.
Porque los estoy empezando a hacer tan míos
que ya me asusta tanto romanticismo,
tanto final feliz y tanto beso bajo la lluvia.
Pero no puedo vivir sin ello.
Ahora, justo ahora que reviso los papeles,
y sales en todas las páginas de mi diario.
Gracias.
Porque me has curado estos tres años más de lo que yo pensaba,
y últimamente, si me miras,
me siento indestructible.
Y veo el universo aquí,
bajo mis poros.
Y desde entonces nunca me ha vuelto a sangrar la piel.
[Eisenhem.]

No hay comentarios:

Publicar un comentario