Y el Universo
se me reconstruye sin ideales ni esperanza.
Venas; intentando
pasar por muertas,
descojonadas ante la
ocurrencia de que son ellas
y no
nosotros,
incapaces de resistir
- una vez más-
a esta manifestación
de realidad,
a esta
cadencia
de noches.
Pero siguen ahí, titilando.
Pero siguen ahí, titilando.
Mordiéndose los labios
contra los tejados.
Luz. De súbito.
Extendí las venas,
-esas venas que te vieron tan de cerca-,
Y tú,
únicamente tú,
bailaste un tango sobre ellas.
He vivido. Latido.
Quizás sea la pereza de
desenredarlas,
de
extraerlas del pecho
de nuevo.
Caprichosas, ingenuas.
[Eisenheim.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario