Así que apenas puedo recordar
qué fue de varios años de mi vida,
o adónde iba cuando desperté
y no me encontré solo.

martes, 16 de septiembre de 2014

A certa altura morrerá a tabuleta também, e os versos também.

                Y el Universo 
se me reconstruye sin ideales ni esperanza.


Venas; intentando pasar por muertas,
descojonadas ante la ocurrencia de que son ellas
y  no
nosotros,
incapaces de resistir
- una vez más-
a esta manifestación de realidad,
a esta

cadencia

de noches.
Pero siguen ahí, titilando.
Mordiéndose los labios contra los tejados.


Luz. De súbito.
Extendí las venas,
-esas venas que te vieron tan de cerca-,
Y tú,
únicamente tú,
bailaste un tango sobre ellas.
He vivido. Latido.
Quizás sea la pereza de
desenredarlas,
de
extraerlas del pecho
de nuevo.
Caprichosas, ingenuas. 
[Eisenheim.]

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